No veía a mi mamá desde el domingo pasado, y me enteraba de sus progresos por teléfono o por este blog. Claro que cuando uno no está todos los días se nota mucho más el avance, como uno no ve crecer a los hijos, así que puedo asegurar que está mejor que hace 6 días. Hoy nos recibió sonriendo, y aceptó cada ofrecimiento de regaloneo que le hicimos: acomodarle la almohada, pasarle pañitos húmedos, moverle el brazo derecho para que no se le acalambre. Lo que más me sorprendió es que trataba de hablarnos, y se esfuerza, aunque sólo le salía algo así como "aaaaaiiii iii aaaaii aii aiiiiiiiiaaaaaaii aaaii", pero con entonación de estar hablando. Cuando el Chacho le preguntó si le dolía cuando le movía los dedos derechos, dio a entender que si, y que sentía también la pierna. De ánimo está bien, quizás porque llegamos antes que le dieran la comida (hoy se demoró una media hora). Cuando ya salimos, pasaron más visitas: la tía Edita, que le cantó canciones carismáticas, y hacía a medias con ella la palma de manos; la Chechita, que le supervisó la tomada de agua por vía oral (le sale mejor y se cansa menos), y así con cada visita que le llegaba. Supimos que el lunes la van a cambiar de pieza, porque ya no está para seguir en pacientes críticos, no tengo muy claro a que sección será, pero esperamos que sea algo con menos problemas para visitarla.
Como decía, la recuperación va lenta, pero segura. Así que a seguir dándole fuerza y ánimos.
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